Platón fue uno de los primeros filósofos en abrir una reflexión en torno al cuerpo y los deseos. Decía que el cuerpo es una cárcel para el alma. El alma, según Platón, permite al ser humano alcanzar el conocimiento, la verdad, la belleza y el bien. El alma no muere con el cuerpo, sino que sobrevive a la muerte. 

El cuerpo, nuestro mensajero 

El cuerpo es un mensajero, pues nos comunica los mensajes del alma (la mente, la psique..), y nos habla en forma de dolor o enfermedad que en innumerables ocasiones nos negamos a escuchar para seguir con nuestro ritmo de vida porque nos resulta más cómodo. En definitiva, en muchas ocasiones nos negamos a abandonar nuestra zona de confort aunque no sea saludable aquello que hacemos.

Los sentimientos reprimidos como el dolor, la rabia, la angustia o el miedo dejarán huella en nuestro cuerpo de una manera u otra. Y en algún momento de nuestra ajetreada vida, afectarán a un órgano u otro según nuestra debilidad.

Emociones y salud: ¿cómo se relacionan?

La falta de expresión de nuestras emociones afecta nuestra salud y lo veremos reflejado en nuestro organismo.

Vivimos en una sociedad enferma, desbordamos diariamente nuestro cuerpo de tóxicos que proceden de los alimentos, contaminantes atmosféricos, pesticidas, gases invernadero, tabaco, alcohol, metales pesados, productos de limpieza, en el agua… Todo ello afecta a nuestra salud, debilitándola y disminuyendo nuestros niveles de energía.

No podemos maltratar nuestro cuerpo durante años y luego sorprendernos porque aparecen dolores, molestias, enfermedades.

¿Por qué el dolor es un aliado?

El dolor es nuestro mejor aliado, ya que nos avisa de un daño a reparar tras haber analizado el problema de una forma holística e integradora. Y es que así es como funciona nuestro cuerpo. De hecho, hay una ley en Osteopatía que habla del cuerpo como unidad. Es decir, que cualquier cosa que ocurra en él, afecta al conjunto del organismo.

Cómo reducir las posibilidades dolencias

Podemos trazar un plan y cambiar todos aquellos hábitos que nos están perjudicando. Deberemos para ello, comer sano, hacer ejercicio a diario, descansar correctamente y mantener una estabilidad emocional. Esto último es quizás lo más difícil, pero hemos de trabajar en ello de forma disciplinada y diligente.

Por otro lado, es un error acallar el dolor con fármacos que anestesian esa alarma natural y lo único que hacen es debilitar nuestro sistema defensivo o autoinmune. 

También debemos aprender a escuchar los mensajes del dolor; de dónde vienen, cuándo aparecen, dónde se producen, con qué se relacionan… En este sentido, la Osteopatía es la ciencia y el arte de investigar, relacionando las diferentes disfunciones del cuerpo testando la movilidad de los tejidos, órganos y estructuras que provocan esas molestias, dolores y enfermedades que perturban nuestro estado de salud.

Por último, aunque la enfermedad sea diagnosticada como crónica, es posible disminuir los dolores siguiendo unos correctos hábitos de salud y acompañarlos de un tratamiento osteopático adecuado a cada situación.