Si en otras entradas nos centramos en los problemas emocionales y cómo repercuten en la salud, en esta ocasión aterrizamos en la tensión muscular como producto del estrés.

Y es que, desde ARtesalud, como especialistas en la implementación de técnicas para aumentar el bienestar y la calidad de vida, somos conscientes de que la tensión muscular es uno de los efectos secundarios más comunes derivados del estrés y otras alteraciones físico-emocionales.

Actúa a tiempo frente al estrés

“El hombre es el ser que siempre quiere más de lo que puede y siempre puede más de lo que debe.” W.Wikkler

Nuestro organismo está diseñado para soportar ciertos niveles de estrés, el problema surge cuando el cuerpo se encuentra bajo estrés de forma sostenida en el tiempo aunque éste sea de baja intensidad, casi inapreciable para nosotros.

Hay en la actualidad dos hábitos que aumentan nuestros niveles de estrés:

  • La falta de sueño.
  • Sedentarismo.

Cuando no liberamos toda la energía generada por el estrés, por ejemplo practicando deporte, entramos en una situación de ansiedad que intentaremos mitigar otorgándonos premios en forma de comida no saludable (chocolate, café, dulces, comida basura…). Este es uno de los primeros síntomas que puede indicarnos que estamos estresados.

En este estado de estrés sostenido se producen cambios a nivel hormonal, bioquímico y desequilibrios de tipo nervioso que acaban produciendo efectos negativos y disfunciones en todos nuestros órganos y no sólo tensiones musculares o contracturas.

Un estrés a corto plazo provoca síntomas principalmente a nivel cervical y dorsal, a veces también puede verse afectada la zona lumbar derecha principalmente si existe afectación del intestino delgado.

Un estrés a largo plazo provoca somatizaciones generalmente a nivel lumbar.

La respuesta de lucha natural del cuerpo frente al estrés

El sistema nervioso central tiene su protagonismo cuando estamos sometidos a situaciones estresantes o no conseguimos gestionarlas de la manera adecuada.

Así, se produce una activación de la glándula hipófisis, situada en la base del cerebro, y de las glándulas suprarrenales, ubicadas encima de cada uno de nuestros riñones. Estas en respuesta a la primera aumentan la producción de cortisol y liberan adrenalina.

La respuesta natural de nuestro organismo frente al cortisol, disminuye la respuesta inmunitaria y la actividad intestinal. La adrenalina por su parte genera una respuesta neurológica aumentando considerablemente la atención y la velocidad de reacción, y otra cardíaca encargada de aumentar la oxigenación, el pulso y la presión.

En esta fase de respuesta frente a un exceso de estrés es cuando podemos encontrar con mayor frecuencia, no solo dolor de mayor o menor intensidad y tensiones musculares, también otras dolencias en forma de trastornos coronarios, dermatológicos, sexuales, endocrinos, metabólicos o gastrointestinales, por ejemplo.

¿Cómo evitar los efectos del estrés?

Nos parece interesante incidir en que es importante tener claro que el estrés es una respuesta natural del organismo que nos sirve para sobrevivir y adaptarnos a los cambios que suceden a nuestro alrededor, ya que, como hemos visto, provoca una activación general de nuestro organismo a diferentes niveles, nos pone en alerta.

El problema surge cuando no somos capaces de gestionar el estrés de manera saludable, utilizándolo en nuestro beneficio para reaccionar de manera correcta a situaciones que precisan de alerta y adaptación.

Además de acudir a especialistas como fisioterapeutas integrativos y osteópatas, quienes deberían tratar en primer lugar el hígado y la vesícula biliar. Quienes sufren tensiones musculares derivadas del estrés pueden apostar por técnicas de relajación que producen innumerables beneficios para el cuerpo.

Además, también reducen la ira y la frustración, algo fundamental para afrontar las situaciones de estrés con éxito y sin que llegue a repercutir directamente sobre el cuerpo.

Pero no podemos olvidar que el ejercicio y el entrenamiento son los mejores aliados para liberarnos del estrés y las devastadoras consecuencias que tiene sobre nuestro cuerpo y nuestra mente.

Una correcta adaptación de nuestros hábitos, nuestra alimentación y nuestro ejercicio físico pueden dar respuesta a los problemas de estrés y a sus efectos negativos.

La actividad física aumenta la producción de endorfinas que nos hacen sentir bien, mejorando el estado de ánimo y provocando una sensación de bienestar y control sobre nosotros mismos.

¿Tú también quieres disfrutar de una mejor calidad de vida y evitar que el estrés pueda contigo? Contacta con ARtesalud, donde nuestras profesionales diseñan las mejores rutinas personalizadas para afrontarlo con éxito y evitar tensiones musculares y otras dolencias de consideración.